Mujeres, Paz y Seguridad… Y el Cambio Climático

Fuente: U.S Department of State

Por Julia Driemeier Vieira Rosa, Investigadora de EmpoderaClima.

ATENCIÓN: El siguiente artículo menciona conflictos internacionales en curso y violencia sexual. Se recomienda la discreción del lector.

Al discutir la relación entre la agenda “Mujeres, Paz y Seguridad” (MPS) y el cambio climático debemos tener dos premisas en mente: primero, el cambio climático y la seguridad son cuestiones de género, y segundo, el cambio climático es un multiplicador de riesgos para la seguridad que también debe considerarse un problema de seguridad. Este artículo explora la inclusión de las amenazas causadas por un clima global cambiante dentro del marco de MPS del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) y lo que eso podría significar para el futuro de la seguridad climática y de género.

¿Qué es “Mujeres, Paz y Seguridad”?

Adoptada el 31 de octubre de 2000, la Resolución 1325 del CSNU reconoce los impactos desiguales de los conflictos en las mujeres y las niñas e insta a los estados miembros de las Naciones Unidas a aumentar la participación de mujeres en las operaciones de mantenimiento de la paz y en la toma de decisiones en general. La resolución no solo reconoce la perspectiva de género en los conflictos internacionales, sino también que la participación de las mujeres es crucial tanto para prevenir como para resolver conflictos y asegurar y mantener la paz en todo el mundo.

La resolución 1325 consiste en cuatro frentes principales: el papel de las mujeres en la prevención de conflictos; la participación de mujeres en la consolidación de la paz; la defensa y protección de los derechos de las mujeres y las niñas durante y después de los conflictos; y el reconocimiento de las necesidades basadas en género durante el mantenimiento y consolidación de la paz y en la reconstrucción posconflicto.

Es importante señalar que MPS no le quita importancia a ni menosprecia la intensidad de la carga y violencia que los hombres y niños sienten durante conflictos. El conflicto, la violencia y la inseguridad afectan a todos los involucrados intensamente, pero sus impactos pueden sentirse de manera diferente debido a la marginalización, la exclusión política y la jerarquización socioeconómica, especialmente debido al predominio durante la historia de los hombres en los espacios de toma de decisiones. Las mujeres suelen ser las víctimas silenciosas y combatientes excluidas pero siempre han sido activas en la guerra y los conflictos. Al tomar un enfoque interseccional, MPS intenta corregir esta exclusión histórica y resaltar la importancia de las voces femeninas en los debates sobre seguridad y la resolución de conflictos.

Desde su adopcion, MPS se ha ampliado para incluir una amplia gama de cuestiones que enfrentan las mujeres y las niñas en los conflictos, como la violencia sexual, la trata de personas y el desplazamiento. También ha servido para aumentar la participación de mujeres en los esfuerzos de mantenimiento de paz de la ONU. Según la Acción de Mantenimiento de la Paz de la ONU, entre 1957 y 1989 sólo 20 mujeres uniformadas participaron en ellos, en comparación con 2022, donde ese número aumentó a 6.808 de 73.056 cascos azules de la ONU en todas las áreas, desde civil, militar, policial y de justicia y servicios correccionales.

La agenda de MPS no solo existe dentro del sistema de consolidación de la paz de las Naciones Unidas; más de 100 Planes de Acción Nacionales (PAN) adoptados por los estados miembros describen acciones concretas que los gobiernos deben tomar para implementar la RCSNU 1325 y sus marcos ramificados a nivel nacional y local.  Para demostrar lo que pueden incluir los PAN, seleccionamos dos países en diferentes contextos de conflicto activo y algunas medidas que han tomado para promover los objetivos de MPS: Burkina Faso y Ucrania.

Burkina Faso

Fuente: Devex, 2020.

La situación de seguridad en Burkina Faso ha empeorado significativamente en los últimos años. La inestabilidad política y el aumento de la actividad terrorista en la región del Sahel han aumentado la violencia y los desplazamientos en el país africano. En 2012, el país adoptó su primer PAN para el periodo 2013-2016. Las acciones incluyen: 

  • Establecer un grupo de trabajo de MPS en el Sahel;

  • Crear una unidad nacional de mujeres en el Sahel para apoyar la integración y consideración de las necesidades de las mujeres en el desarrollo y la estabilidad de la región;

  • Brindar asistencia a mujeres que han sido victimas de violencia sexual aumentando el numero de centros de atención y fortaleciendo la capacidad de los trabajadores de salud, seguridad y personal legal para responder a sus necesidades. 

Ucrania

Fuente: Chatham House, 2024

Desde 2022, el mundo ha seguido el conflicto Rusia-Ucrania de cerca. La invasión del territorio ucraniano ha provocado un conflicto activo entre los dos países y ha obligado a millones de personas a abandonar sus hogares. Ucrania adoptó su primer PAN en 2016, que duró hasta 2020, cuando posteriormente se amplió hasta 2025. Si bien la invasión detuvo nuevas discusiones sobre el PAN, los aspectos más destacados incluyen:

  • Desarrollar actividades educativas y campañas de información para especialistas en los sectores de seguridad y defensa, que faciliten la capacitación y participación de las mujeres en los procesos de mantenimiento de la paz;

  • Proporcionar al personal militar y policial uniformes que tengan en cuenta las medidas antropométricas de las mujeres.

Implementar efectivamente un PAN sobre mujeres, paz y seguridad es más fácil dicho que hecho: la guerra y los conflictos hacen que sea más difícil monitorear las políticas públicas, mucho menos la agitación de los derechos humanos y de las mujeres.

Sin embargo, es esencial que el sistema de la ONU y sus estados miembros adopten un enfoque de género en las cuestiones de seguridad para promover la igualdad y la justicia en el proceso de la consolidación y mantenimiento de la paz.


¿Cómo podemos incluir el cambio climático dentro de “Mujeres, Paz y Seguridad”?

El cambio climático es un multiplicador de amenazas: exacerba los desafíos sociales existentes que pueden conducir a una mayor inestabilidad en regiones que ya están predispuestas a conflictos, o incluso provocar inseguridad en zonas pacíficas. Los riesgos van desde impactos humanitarios hasta impactos políticos y económicos, lo que supone una carga aún mayor para las personas, los Estados y la comunidad internacional. También perpetúa y agrava las desigualdades existentes entre hombres y mujeres; estas últimas sufren más profundamente los impactos del cambio climático, la inseguridad y los conflictos. 

La interrelación entre el cambio climático y seguridad se puede resumir en las siguientes categorías: el conflicto por los recursos; daños económicos y degradación de la infraestructura (especialmente en ciudades costeras y naciones insulares); pérdida de territorio y disputas fronterizas; migración inducida por el medio ambiente; aumento de la fragilidad del Estado y la radicalización social; conflicto sobre el suministro de energía; y conflicto internacional y presión de gobernanza. 


Aunque la conexión entre los riesgos que plantea el cambio climático y la desigualdad de género es bien conocida, siguen siendo poco exploradas dentro de la agenda MPS, solo siendo mencionadas brevemente en la RCSNU 2242 en 2015. La razón de esto puede residir en el hecho de que el cambio climático como cuestión de seguridad que cae dentro del mandato del Consejo de Seguridad de la ONU es un tema controvertido y ampliamente discutido. No obstante, existen puntos de contingencia esenciales entre Mujeres, Paz y Seguridad y el cambio climático, que deben explorarse dentro de la agenda a través de los PAN propuestos y desarrollados individualmente por los estados miembros. 

Actualmente, solo 17 de 80 estados incluyen el cambio climático en su MPS PAN. El primer paso para cambiar esta realidad es crear conciencia sobre la intersección del cambio climático, el género y la seguridad. Los gobiernos desempeñan un papel importante en este proceso, pero también lo desempeñan los grupos de la sociedad civil al promover debates abiertos y realizar investigaciones sobre esta interrelación.

Para incorporar aún más el cambio climático como un riesgo para la seguridad a través de una perspectiva de género, los PAN deberían incluir:

  • Recopilación de datos e investigación sobre cómo el cambio climático afecta de manera distinta a mujeres y niñas, tanto en tiempos de paz como de inseguridad;

  • Políticas climáticas que sean sensibles al género y que aborden las necesidades y vulnerabilidades de las mujeres y niñas, que van desde el acceso a los recursos hasta la preparación para desastres;

  • Involucración de las mujeres en todos los espacios de toma de decisiones, incluido el sector energético y climático;

  • Garantizar que la financiación climática promueva el liderazgo femenino, la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres;

  • Diseñar intervenciones climáticas y proyectos de desarrollo sostenible que no agraven las tensiones sociales y los desafíos de seguridad existentes;

  • Promover asociaciones entre factores climáticos, de seguridad y de género, fomentando el intercambio de conocimientos y recursos para abordar desafíos socioeconómicos complejos;

  • Monitorear y evaluar periódicamente la integración del cambio climático en la agenda MPS.

Al integrar el cambio climático en la agenda de Mujeres, Paz y Seguridad, podemos crear estrategias más integrales y efectivas para abordar los desafíos que plantea el cambio climático, promoviendo al mismo tiempo la igualdad de género y empoderando a las mujeres en el proceso.

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