Empleos verdes: ¿Un camino hacia la igualdad de género en América Latina?

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Por Maïra de Roussan, Investigadora de EmpoderaClima

La creación de empleos verdes presenta una gran oportunidad para cerrar la brecha de género en América Latina. En todo el mundo, la desigualdad de género ha sido un problema generalizado durante siglos, afectando el acceso de las mujeres a la educación, las oportunidades económicas y los roles de liderazgo; en América Latina, la situación no es diferente. Según ONU Mujeres, hay 122 mujeres de entre 25 y 34 años que viven en la pobreza por cada 100 hombres. A medida que la región se enfrenta a los impactos crecientes del cambio climático, se está volviendo claro que las mujeres soportan una carga desproporcionada debido a su estatus socioeconómico y roles tradicionales dentro de la sociedad. La participación de las mujeres en empleos verdes es vital para que la región logre un desarrollo sostenible real, asegurando un futuro más verde y equitativo para todos.

La desigualdad de género en América Latina: una visión general

Según la Organización Internacional del Trabajo, las mujeres tienen más probabilidades de ocupar puestos de trabajo precarios y mal remunerados, con una seguridad laboral y una movilidad social limitadas. De hecho, en América Latina, suelen estar sobrerrepresentadas en la economía informal y en el trabajo de cuidados: el 21,7 % realiza trabajos de cuidados no remunerados a tiempo completo, lo que las deja vulnerables a la explotación y carecen de protección institucional. La mayoría de las mujeres empleadas trabajan en los sectores de servicios (41,1 %) y comercio (29,9 %). Están casi completamente ausentes en sectores que ofrecen oportunidades de empleo verde, como electricidad, gas, agua, construcción y transporte. Además, las mujeres suelen tener dificultades para acceder a la educación y la atención sanitaria debido a su papel social tradicional de cuidadoras, lo que limita su capacidad para mejorar su independencia y su estatus socioeconómico. Estas disparidades en los ingresos, las oportunidades de empleo y el acceso a los recursos han obstaculizado el progreso hacia la igualdad de género en la región.

El escenario de desigualdad de género en América Latina se ve potenciado aún más por los impactos del cambio climático. A pesar de que la región contribuye solo con una pequeña proporción de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (8%), América Latina enfrenta fenómenos meteorológicos extremos, terremotos, erupciones volcánicas, patrones erráticos de lluvia y aumento del nivel del mar. Cuando ocurren desastres, las mujeres y los niños tienen más probabilidades de morir que los hombres, y a menudo se ven obligados a asumir mayores responsabilidades de cuidado de miembros de la familia, lo que limita aún más su capacidad para continuar su educación o empleo.

Además, la degradación de los recursos y la creciente escasez resultante del cambio climático pueden generar violencia contra las mujeres, haciéndolas más vulnerables al acoso, los ataques y la violencia sexual. Las mujeres en las zonas rurales son aún más vulnerables, ya que es más difícil encontrar tierras productivas debido a la contaminación y el cambio climático. En este contexto, el desafío es aprovechar el potencial de los empleos verdes para empoderar a las mujeres frente a estas adversidades relacionadas con el clima.

Empleos verdes: ¿una posible solución para la igualdad de género?

El Acuerdo de París de 2015 representa un gran paso hacia la acción contra el cambio climático. De hecho, 196 países son signatarios, comprometiéndose a trabajar activamente para alcanzar el objetivo establecido de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados centígrados. En este escenario, la creación de empleos verdes es un factor crucial para alcanzar esa meta.

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), los empleos verdes son aquellos que contribuyen significativamente a la preservación y restauración del medio ambiente, al igual que promueven los derechos y el bienestar de los trabajadores. Abarca los empleos que tienen como objetivo proteger la biodiversidad, aumentar la producción de energía renovable, descarbonizar la economía, disminuir la contaminación, entre otros. Esto incluye a profesionales en áreas como el transporte limpio, el reciclaje, la construcción, la gestión de residuos y más. Según afirma el PNUMA, se espera que para 2030 se creen al menos 20 millones de empleos verdes adicionales, lo que representa una gran oportunidad para los nuevos trabajadores que están ingresando al mercado laboral.

El impulso global hacia la neutralidad de carbono, como se describe en el Acuerdo de París, ha catalizado el desarrollo de economías más verdes, lo que ha dado como resultado una cantidad de creación de empleos sin precedentes. Un excelente ejemplo es el Pacto Verde Europeo, que hace hincapié en la legislación climática, las inversiones masivas en la creación de empleos verdes y la ampliación del apoyo a las iniciativas verdes más allá de Europa, incluidas las de África. Sin embargo, no hay forma de garantizar una transición global y justa hacia unas bajas emisiones de carbono que promuevan un crecimiento económico sostenible sin integrar las iniciativas de igualdad de género como una prioridad, de conformidad con el ODS 5.

¿Cómo podrían los empleos verdes reducir la brecha de género?

Como se mencionó anteriormente, las mujeres en América Latina ocupan mayoritariamente empleos en el sector informal o realizan trabajo doméstico no remunerado. La aparición de miles de nuevos empleos verdes abre una puerta a infinitas posibilidades, ya que ofrece oportunidades de capacitación y educación para profesionales sin experiencia. La necesidad de una fuerza laboral recién calificada representa una oportunidad para integrar a las mujeres en nuevos mercados y aprender diferentes habilidades.

La incorporación de las mujeres a los empleos verdes les brinda mejores perspectivas de empleo, lo que conduce a un mayor bienestar, equidad social y empoderamiento económico, derribando barreras de género y cambiando el mercado laboral en el que se espera que las mujeres ocupen roles tradicionales. Además, su participación activa en actividades económicas verdes es crucial para lograr un desarrollo equitativo y sostenible. Los empleos verdes en el sector de la energía renovable, por ejemplo, ya están proporcionando empleo a millones de personas, y nuevas inversiones en el sector podrían generar aún más oportunidades de empleo para las mujeres.

Desafíos en el camino

A pesar del potencial de la transición verde para empoderar a las mujeres, aún existen desafíos para garantizar que puedan acceder a estas oportunidades. Uno de los principales desafíos es la desigualdad sistémica que puede limitar el acceso de las mujeres a los empleos verdes. Las mujeres también pueden enfrentar dificultades para obtener la capacitación y la experiencia adecuadas en estos sectores debido a la brecha histórica en el acceso a la educación y otras oportunidades laborales. Se espera que muchos empleos verdes se concentren en industrias históricamente dominadas por los hombres, como la construcción. Para abordar esto, es importante que los países inviertan en la educación, la capacitación y el desarrollo de habilidades de las mujeres para darles las calificaciones necesarias para ingresar al mercado de empleos verdes. Esta no es una tarea fácil, pero a través de la cooperación internacional los países pueden lograr este objetivo más fácilmente.

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¿Cómo podemos lograrlo?

El cambio climático es un problema mundial que no se rige por fronteras terrestres; la cooperación internacional es crucial para enfrentar esta crisis. América Latina está compuesta por países en desarrollo que sufren muchos problemas de desigualdad y pobreza, lo que dificulta sus esfuerzos para combatir el cambio climático. Es por eso que la región depende en gran medida de la asistencia internacional para lograr sus Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Por esta razón, los países desarrollados signatarios del Acuerdo de París se han comprometido a brindar asistencia financiera a los países en desarrollo para asegurar una transición verde, tal como lo establece el Artículo 9. Este compromiso implica brindar apoyo financiero para ayudar a estas naciones a adoptar tecnologías más ecológicas, mitigar los efectos del cambio climático y realizar la transición a economías sostenibles. Sin embargo, a medida que la crisis climática se intensifica, existe un consenso creciente de que los países desarrollados deben aumentar significativamente sus esfuerzos y contribuciones para cumplir con estos compromisos.

Además, para integrar a las mujeres en el nuevo mercado de empleos verdes, los gobiernos nacionales y locales deben financiar y crear políticas públicas para ofrecer cursos de capacitación para mujeres, así como estrategias integradoras para abordar la brecha de género desde todos los ángulos. La cooperación internacional presenta un camino sólido para promover la creación de empleos verdes para las mujeres en el Sur Global, ya que los gobiernos nacionales y locales colaboran con organizaciones internacionales y bancos de desarrollo para brindar soluciones concretas. Hoy en día, muchas organizaciones internacionales ofrecen asistencia técnica a ciudades y países para soluciones innovadoras. Las ciudades también están comenzando a colaborar entre sí a través de una serie de redes como C40 Cities, GCoM e ICLEI, que promueven el intercambio de conocimientos, proyectos colaborativos y habilidades técnicas.

Este enfoque multifacético es esencial no sólo para garantizar la transición hacia un futuro con bajas emisiones de carbono y ambientalmente sostenible, sino también para empoderar a las mujeres, mejorar la igualdad de género y crear oportunidades para ellas en los sectores emergentes de empleos verdes. Por lo tanto, la creación de empleos verdes ofrece a las economías latinoamericanas la posibilidad de realizar la transición hacia modelos sostenibles con bajas emisiones de carbono y, al mismo tiempo, reducir la brecha de género.

Iniciativas de empleos verdes para las mujeres en América Latina

Varias iniciativas en América Latina ya se centran en la creación de empleos verdes para mujeres, entre ellas: 

  • Conductoras de buses eléctricos en Bogotá, Colombia: La Rolita es el primer operador de transporte público 100% eléctrico, con 195 buses y 254 mujeres conductoras, lo que representa el 50% del total de choferes de la compañía. La empresa capacita a mujeres sin experiencia en la conducción de buses. A pesar de los altos costos, la empresa está comprometida con cerrar la brecha de género y ha encontrado una manera de ser financieramente viable.

  • Marias na Construção en Salvador, Brasil: Lanzado en 2019, este programa capacita a mujeres vulnerables para diversos trabajos en el sector de la construcción, incluidos empleos verdes como la instalación de sistemas fotovoltaicos. Esta iniciativa promueve la integración de las mujeres en la fuerza laboral, ya que también reciben orientación sobre emprendimiento, sostenibilidad y prácticas de construcción seguras.

Las mujeres indígenas como pioneras del empleo verde

Si hablamos de mujeres en América Latina, debemos hablar de las mujeres indígenas y su papel en la lucha contra el cambio climático. Ellas han desempeñado empleos verdes informales durante años mientras practican la agricultura sostenible y la gestión de los recursos, lo que las convierte en pioneras en este campo. Su conocimiento tradicional, resiliencia y prácticas sostenibles sirven de ejemplo para las mujeres de toda la región. Su participación histórica en el “campo” del empleo verde debe ser un punto de referencia para lograr la igualdad de género a través de la sostenibilidad ambiental.

En conclusión, la creación de empleos verdes es una oportunidad para que América Latina aborde simultáneamente el cambio climático y la desigualdad de género. La transición a una economía verde ofrece el potencial de empoderar a las mujeres al brindarles acceso a mejores oportunidades de empleo, salarios más altos y crecimiento profesional. La participación activa de las mujeres en los empleos verdes es esencial para que la región logre un desarrollo sostenible equitativo y proteja el medio ambiente, creando un futuro más verde, equitativo y próspero para todos.

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